martes, 5 de junio de 2012

¿Sabías que..comer en familia 3 veces a la semana previene la aparición de trastornos alimenticios y obesidad ?





Comer en familia al menos tres veces por semana reduce en los niños un 32 % el riesgo de que sufran un trastorno alimentario y un 15 % el peligro de padecer obesidad, según asegura la coordinadora del área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrina y Nutrición (SEEN), Pilar Gómez Enterría.

Cabe destacar la importante labor que realizan los padres a la hora de educar a sus hijos en la alimentación y asegura que el "mejor" consejo que le pueden dar a los más pequeños es decirles "comete la verdura". En este sentido, podemos decir que hay frases hechas que "sólo" sirven para "asustar" y "endemoniar" determinados alimentos como, por ejemplo, "si te comes la verdura te doy el postre helado". Ésta es una afirmación que proporciona un mensaje "erróneo" debido a que da a entender que la verdura "es lo malo" mientras que el helado "es lo bueno".
   "No hay que negociar con la comida. Es cierto que no es aconsejable obligar al niño a comer algo que no quiere, sin embargo, tampoco podemos caer en la trampa de la negociación, admitiendo que coma sólo aquello que les es grato".
   Esta experta, además reclaca la importancia que tiene que los niños duerman ocho horas y realicen ejercicio físico. "Las actividades extraescolares con las que bombardeamos a nuestros hijos les impiden dedicar tiempo al ejercicio físico, puesto que acaban el día tan cansados que es imposible pedirles que jueguen un partido de baloncesto. Esto ha provocado que el ocio de los niños sea absolutamente sedentario", destaca.
   En este punto, Enterría recuerda que cuando el menor no sigue esta serie de pautas tiene el riesgo de padecer obesidad. Una patología que hace que sean "discriminados" en el deporte por ser más torpes a la hora de llevar a cabo estas prácticas.


   Siempre es un buen momento para inculcar a los niños el hábito de realizar un desayuno correcto, incluyendo lácteos, hidratos de carbono, además de ingerir frutas y verduras de temporada a lo largo del día.
  Los padres también deben conseguir que se limite el uso de panificados y bollería comercial, los platos pre-cocinados desequilibrados, las golosinas, fritos y gaseosas.

 Por otro lado, Investigadores de la Universidad de Minnesota mostraron que aquellos adolescentes que comían con su familia a menudo consumieron posteriormente más frutas y vegetales. Esto se debe principalmente a que la familia es un contexto apropiado para educar en hábitos saludables, pero el estudio admite que, a menudo, los efectos positivos de los menús caseros no aparecían hasta que el individuo alcanzaba la edad adulta.
Además en general, las interacciones entre el adolescente y su familia conllevan muchos beneficios psicológicos y sociales para el mismo. Los jóvenes que se relacionan satisfactoriamente y de forma frecuente con su familia son menos propensos a tener problemas de drogas, trastornos depresivos o desórdenes alimenticios.
Las conclusiones del estudio revelan una asociación directa entre el número de comidas familiares de un adolescente y la calidad de la alimentación que llevará cuando sea adulto. Así, los autores animan a que todas las familias coman conjuntamente, siempre que sea posible.


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